Jueves 7 de enero. Son casi las 10 de la mañana y el centro de Sevilla se encuentra abarrotado. Centenares de personas han salido muy temprano esta mañana, a pesar del frío, y se han dirigido al centro de la ciudad. Unos en el metro, otros en el autobús, y algunos valientes, en su propio vehículo. Hace una hora las cafeterías estaban llenas. Las tostadas y el café caliente iban y venían. O los churros con chocolate, que hoy es día para ello. Pero eso fue hace una hora. Ahora, esa ingente marea humana se agolpa a las puertas del Corte Inglés del Duque (la Plaza del Duque de la Victoria, Sevilla) o de cualquiera de las tiendas de moda de la zona. Incluso amigas mías, que han cogido estos días de vacaciones, se han montado en su vehículo a las 7 de la mañana y han salido dirección del Primark de Jerez de la Frontera o el de Huelva. Una amiga madrileña, periodista, me cuenta que la han mandado a cubrir la zona de la Gran Vía, donde esperan record en el nuevo Primark. Horas de cola, me contaba, para conseguir una supuesta ganga. Por fin, comienzan las rebajas.
¿Cuál es el secreto de esas supuestas “gangas”?
Domingo 21 de febrero. Ha pasado un mes y medio desde entonces y muchas de esas miles de personas que se agolpaban por conseguir una supuesta ganga en cualquiera de los miles de centros relacionados con la industria textil en nuestro país se encuentran cenando y dispuestos a ver en programa Salvados. Hoy el programa va sobre la industria textil. El hashtag #FashionVictims rápidamente consigue llegar a los Trending Topic de Twitter aupado por esos indignados espectadores que no pueden creer que los vaqueros que habían llevado puestos durante el día de hoy, comprados en las rebajas, estaban realizados por una persona de un lugar cualquiera de Asia que cobra al mes apenas 100 $ por hacer centenares de vaqueros como ese.
Leyendo todo esto mi mente vuela hacia el documento que yo califico como la biblia del sistema Bilderberg. Una parte del mismo fue entregado a los asistentes a la primera reunión del Club, en 1954. Era toda una declaración de sus intenciones y de su visión del mundo. En su guerra sutil y discreta contra el mundo, Bilderberg utiliza instrumentos como el trabajo, la cultura o el ocio como instrumento de control de la población.
[Tweet «El control del ocio es una de las obsesiones de los amos del mundo. «] Fútbol y centros comerciales para mantener a la sociedad entretenida, distraída de los asuntos políticos, es uno de sus objetivos. Se trata de la versión actual del pan y circo del Imperio romano.
Esta estrategia de distracción que les obstaculiza a los seres humanos alcanzar el conocimiento de la verdad también está planificada en la guerra tranquila, y su síntesis es la siguiente:
— Medios de comunicación: mantienen la atención del público adulto distraído, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivándolo con temas sin importancia real.
— Enseñanza: mantienen a la sociedad ignorante de las verdaderas matemáticas, de la verdadera economía, de la verdadera ley y de la verdadera historia.
— Espectáculos: mantienen el entretenimiento del público debajo del nivel de los doce años de edad.
— Trabajo: mantiene a la sociedad ocupada, sin tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los demás animales. Mediante la crisis ha impuesto un sistema en el que se alarga el horario de trabajo al tiempo que se devalúa el salario.
El ocio como instrumento de control de la población
El ocio está programado o diseñado. [Tweet «Nos adiestran en el valor del consumismo y dedicamos nuestro tiempo libre a comprar»]
Y a llenar el armario de ropa. «[…] en la conducción de nuestras vidas, simplemente estamos obligados a inclinarnos ante los deseos de los grandes productores; a comer los alimentos y a vestirnos con la ropa que ellos deciden que debemos comprar. […] El método más irresistible para hacer manipulable a grandes masas de población a través de la igualitarización de sus apetencias lo ofrece la moda», señaló Konrad Lorenz en su mencionado libro Los ocho pecados mortales de la humanidad civilizada.
El consumismo como ocio. Los fines de semana, los grandes centros comerciales se llenan de consumidores locos por adquirir las últimas prendas de moda. He viajado por gran parte del mundo, comprobando que los jóvenes orientales y occidentales visten igual. Van uniformados. Me ha sorprendido bastante.
El trabajo como instrumento de control de la población
Hay dos estrategias. Mantener al ser humano en un continuo estrés laboral, como animales en la granja, sin tiempo para pensar sino para ejecutar. Y con la llegada de la crisis comenzaron los recortes laborales y los despidos, lo que significa que quienes aún conservan el trabajo lo hacen durante más horas y con menos sueldo.
La otra táctica puesta en marcha en este sector de la vida humana es que no puedes sobresalir porque tus compañeros te clavarán el puñal a la mínima de cambio. Debes pasar desapercibido si quieres conservar el trabajo. No solo la jerarquía sino tus colegas reprimen tu talento.
Viernes 1 de julio de 2016. Tendremos conformado ya, o no, quién sabe, un nuevo Gobierno en España. Pero pocos en la Plaza del Duque estarán con su cartucho de churros en una mano y su chocolate caliente en la otra. Aunque sean las 10 de la mañana, en esa época en Sevilla ya estaremos a 30 ºC a la sombra, o más. De algo sí estoy segura. De aquí a entonces, la mayoría de esos indignados porque Inditex (Zara y Bershka), El Corte Inglés, Cortefield, Carrefour España o Primark, solo por decir algunas, estén en la lista de empresas vinculadas a la explotación que se lleva a cabo en el negocio textil, ya lo habrán olvidado y, una vez más, a las 10 de la mañana, las puertas de los centros comerciales estarán abarrotadas con personas dispuestos a adquirir lo último y más barato para estar a la moda. A la moda que el imperio Bilderberg nos vende desde sus mass media, su otro gran instrumento de control de la población.