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No solo la inteligencia militar vela por la seguridad de los bilderbergs en el transcurso de sus encuentros, los imperios de la prensa también cuidan de sus intereses. Ante el axioma de que el avance de la globalización es inevitable se han rendido los que prefieren estar del lado de los poderosos. Un claro ejemplo de ello lo tenemos en España. El único miembro español del Steering Commitee de Bilderberg es Juan Luis Cebrián, el hombre fuerte del Grupo Prisa. Entre otras cosas Cebrián es el encargado en seleccionar a los invitados españoles a Bilderberg. Curiosa es la anécdota, por llamarla de algún modo, de su elección en la reunión Bilderberg 2015: mientras el representante holandés de Bilderberg invitaba a cinco compatriotas para vender a Jeroen Dijsselbloem como presidenciable al Eurogrupo, Cebrián invitaba a Pedro Sánchez y dejaba fuera a De Guindos, rival de Dijsselbloem por el cargo, y tampoco invitaba a ningún representante del PP, con el consiguiente enfado en las filas populares. Finalmente, el holandés fue el elegido.
Frente a la servidumbre de los mass media como institución ya establecida en Bilderberg se sitúan los periodistas independientes, intrépidos, audaces y hasta románticos que han elegido desarrollar su profesión con dignidad y honestidad. Trabajan a diario para esclarecer la verdad y transmitir a los lectores los objetivos ocultos de los poderosos. Son muchos los periodistas que han sufrido las presiones y las formas antidemocráticas de Bilderberg con la finalidad de evitar que violaran su sanctasanctórum.
Quizá el episodio más instructivo de la negativa de los grandes medios a escribir acerca de Bilderberg es el siguiente. James Tucker telefoneó al editor de The Wall Street Journal, Paul Gigot, asiduo a las reuniones. Su secretaria, que se identificó como Marianne, dijo que Gigot no podía ponerse. Así fue la conversación (recreada) cuando entre ambos:
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Tucker: ¿Por qué el periódico nunca informaba sobre Bilderberg?
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Marianne: Él es un asistente, no un reportero. Los participantes no informan de cosas así.
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Tucker: Pero es una noticia trascendente ¡se ignora una noticia de primer orden!
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Marianne: ¿Por qué es una noticia de primer orden?
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Tucker: “Cuando tú tienes a ciento veinte líderes mundiales de la política, las finanzas e, incluso, a jefes de Estado y altos funcionarios del Gobierno americano ¿cómo no va a ser una noticia? Se hizo un silencio y Tucker añadió: “Las reuniones de Bilderberg son selladas, prohíben entrar a los periodistas”.
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Marianne: Ese es su problema.
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Tucker: ¿Por qué The Wall Street Journal, The Washington Post y de las tres cadenas más importantes de Estados Unidos, participó en la reunión de Versalles pero no informó acerca del evento?
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Marianne: Debe preguntarles a ellos.
“Los periodistas invitados tienen que dejar su título en la puerta”, explican fuentes anónimas procedentes de Bilderberg.
El discurso propio del club se filtra a la opinión pública a través de los medios de comunicación con conceptos como globalización, derechos humanos, alianza atlántica, solidaridad, paz mundial, seguridad internacional, consenso. Términos que leemos diariamente en la prensa a los que casi sin habernos percatado ya estamos completamente habituados. Aparecen, por regla general, acompañados de atributos positivos. No solo el análisis periodístico desaparece paulatinamente de los géneros periodísticos sino que, desde finales del siglo pasado, la información se está transformando en espectáculo. La propaganda y la publicidad llenan progresivamente los huecos que va dejando la información en su muerte progresiva. Estamos refiriéndonos a los medios de comunicación de masas y no a la prensa independiente que del mismo modo, poco a poco, va ganando un espacio valioso.
De forma paulatina, los bilderbergs construyen un mundo en el que no habrá naciones ni fronteras, como al que le cantaba John Lennon, aunque con una sutil diferencia: será un modelo decidido unilateralmente e implantado por la fuerza. Aunque algunos no lo adviertan, vivimos en un totalitarismo global que no hemos elegido, cuyas armas, como la de cualquier gobierno dictatorial, son la mentira y la manipulación de los datos y acontecimientos con el fin de controlar a la población, que está sometida a un estado perpetuo de angustia, infelicidad y desasosiego interior.
Para ampliar más detalladamente y conocer más sobre esta servidumbre de los mass media a Bilderberg solo tienes que acudir al capítulo 11 de Los amos del mundo al acecho (o de El Club bilderberg. La realidad sobre los amos del mundo).