Debido a los acontecimientos de barbarie de los últimos días, semanas y meses, quiero compartir contigo el final del tercer capítulo de Perdidos, La Tercera Guerra Mundial, en el que reflexiono si la excusa para la guerra será la religión:
¿No estamos ya en guerra? En una sola guerra con varios frentes como Afganistán, Pakistán, Irak, Somalia, Siria, Libia… Y no nos olvidemos de Israel, Palestina, Turquía, el Congo, etcétera. De una manera u otra, todas las superpotencias están implicadas en la guerra, ¿y no es esto una guerra internacional? Tenemos desplegadas las fuerzas de la OTAN y la ONU por tantos puntos del planeta que es inevitable hablar de guerra mundial. Pero aún será más grave. Durante mucho tiempo he pensado que Irán podría ser el detonante de esta Tercera Guerra Mundial, pero solo los amos del poder saben cuándo y dónde apretarán el botón.
De momento parece claro que vamos directos a la guerra, que fue declarada oficialmente en 2001 por el entonces presidente George W. Bush contra el «terrorismo internacional» tras el atentado a las Torres Gemelas. Algunos autores hablaron entonces de autoatentado. Afirmaban que Estados Unidos se había atacado a sí mismo para disponer de una excusa con la que declarar la guerra a Irak. Pero en realidad no fue el gobierno estadounidense, sino una facción de este, el gobierno invisible de los amos del poder.
El poeta Charles Baudelaire escribió: «La más hermosa de las jugadas del diablo es persuadirte de que no existe». Precisamente esa ha sido durante mucho tiempo la victoria de Bilderberg, hacernos creer que su existencia como gobierno invisible era pura ficción. Pero ahora su rostro está desvelado. Ahí están sus miembros, sus acciones y sus botines de guerra. Con estos datos ya pueden comenzar a recuperar el rumbo perdido. Dijo el genial físico Albert Einstein: «No sé cómo será la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta será con piedras y lanzas».
Lo que sí veo claro es que los mercaderes harán una guerra religiosa. La defensa de la religión como excusa, ya sea esta la religión ecológica o la religión humana. Europa tiene que reaccionar. Europa no estaba dormida, estaba muerta y parece que está despertando. Hay señales de esperanza, pero la guerra nos acecha, está amenazando con desencadenarse cualquier día y los bandos están armándose. No seamos ingenuos, no creamos que no van a hacerla estallar el día menos pensado, porque ocurrirá.
Organicemos nosotros, el pueblo del planeta, la Cuarta Guerra Mundial. Que sea una guerra donde las armas sean los hechos que han cometido y cometen estos criminales contra la vida en todos sus aspectos. Que se juzgue su maldad e iniquidad, que se juzguen sus muertes masivas ejecutadas en nombre de sus falsos dioses (el dios dinero, el dios mercado, el dios de la superpoblación…). Que se juzguen sus mentiras, sus complots, sus maquinaciones, sus tergiversaciones de la historia, sus guerras genocidas y económicas, sus guerras espirituales. Sus robos y saqueos. Sus secretos —como denunció Kennedy—, sus ataques a la libertad individual y comunitaria. Sus palabras asesinas, sus odios. Su aplastante maquinaria contra los derechos humanos y la democracia. Esa es nuestra guerra. Esa es nuestra lucha. Nuestro ejército: todos los seres humanos de la Tierra.