Acaba de cumplirse el sexto aniversario de la presentación oficial de la gran crisis (a la que yo denomino la I Crisis Global), que hoy seguimos padeciendo.
“Reconocemos que esta es una seria crisis global que requiere una respuesta global”.
Esta era la afirmación que hacía el entonces presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, tras la reunión con los ministros de Economía del G7, que aparecían en la foto en fila unos pasos detrás de él. El detonante, según apuntó Bush, fue la caída de Lehman Brothers. ¿Qué ha ocurrido en el mundo desde entonces?
En 2008, en The Guardian se publicó que el agujero negro del sistema financiero internacional superaba los 2.4 millones de euros. No es necesario recordar que en ese escenario en el que Bush se presentó junto a los altos mandatarios económicos mundiales, se argumentó que la causa de la crisis eran los préstamos concedidos a personas sin recursos económicos, las llamadas hipotecas subprime o hipotecas basura.
Sin embargo, si nos fijamos en el titular de la siguiente noticia publicada un año antes que la que abre este artículo, el entonces presidente de la Reserva Federal (el homónimo estadounidense al Banco Central Europeo), Ben Bernanke, estimaba la crisis de las hipotecas subprime en unos 72.000 millones de dólares, un porcentaje pequeño de ese total de 2.4 millones del que se hacía eco The Guardian.
¿Dónde había ido a parar esa suma? ¿Quién manejaba ese agujero negro? ¿Dónde estaba el dinero que faltaba en los bancos y que a partir del año 2008 los gobiernos comenzaron a pagar con los fondos que aportábamos los contribuyentes, osea, tú y yo?
Desde entonces, hemos asistido horrorizados a un proceso en el que ingentes cantidades de dinero de los contribuyentes acababan en las arcas de esas entidades financieras con el fin de rescatarlas. Y, al mismo tiempo, muchos de esos rescatadores eran desahuciados de sus casas por el rescatado. ¡Vaya paradoja!
En estos seis últimos años hemos y aún estamos sufriendo recortes de todo tipo: en educación, en sanidad, en los sueldos. Un extenso sector del pueblo está siendo abocado a la miseria, a quedarse sin trabajo, a abandonar sus estudios porque no pueden pagarlos, mientras un pequeñísimo porcentaje de la población, la de los poderosos millonarios, ven año a año a pesar de la crisis, o mejor dicho gracias a la crisis, cómo sus cuentas corrientes van en aumento.
En estos últimos seis años también hemos asistido, entre otras novedades, a la renovación de varias monarquías europeas, siendo la abdicación de Juan Carlos I la última ellas, justo al día siguiente de finalizar la reunión 2014 del Club Bilderberg, que también ha renovado en estos años su cabeza visible pasando del aristócrata belga Etienne Davignon al noble francés Henry de Castries.
No podemos olvidar la aparición fulgurante de la gran estrella mediática y último gran producto de marketing del imperio Bilderberg, el salvador mundial Barack Obama, Premio Nobel de la Paz al año de ser investido presidente y defensor, en su discurso como Nobel de la “guerra justa”. Para decirlo más claro: un príncipe de la paz que en estos días está en Oriente Medio buscando aliados para hacer la guerra. Porque desde que el troyano del Club Bilderberg llegó al poder, se incrementó el belicismo en el mundo: guerra en Oriente Próximo, muerte de Bin Laden (pero del cuerpo no se sabe nada), Ucrania, África, Guerra Fría Global y un largo etcétera. Sin olvidarnos del nuevo enemigo, del que nadie sabía nada hasta diez días después de la reunión Bilderberg 2014: el ISIS.
No quiero olvidarme de las pandemias. Primero fue la gripe A, un fenómeno que desmonté en mi libro anterior (El Club Bilderberg. La realidad sobre los amos del mundo), y este verano, el virus más potente, el del miedo, nos ha sido inyectado a través de los mass media con un gran protagonista: el ébola.
Corrupciones políticas de todo tipo, desde los Pujol pasando por todos y cada uno de los que se han puesto al frente del Fondo Monetario Internacional, relaciones fuera del matrimonio de presidentes de gobierno… Pareciera que pocas cosas funcionan en el mundo para lo que realmente fueron creadas o inventadas.
Los peones, los caballos, los alfiles de la partida de ajedrez se siguen moviendo, algunos caen, pero la reina y el rey permanecen erguidos observando y dirigiéndolo todo para intentar dar el último golpe de efecto, su jaque mate que conduzca a la humanidad hacia un laberinto en cuya entrada ondea una bandera donde se lee: “Perdidos”. ¡Y nosotros debemos impedirlo!
Foto: http://www.zimbio.com
weedjee
Cada día entiendo más que mucha gente quiera celebrar el 5 de noviembre días como «Guy Fawkes» pq ni siquiera en Halloween y su noche podría elegir el truco o trato (Treat or trick), me gustaría decir eso de «your latest trick», pero no creo yo que estas gentes hábiles manipuladores, en son de su beneficio personal e único nos deparen alegrias, como decimos a las trincheras y que puedo decirte Cris… sigue abriendo ojos