En la democracia posmoderna occidental muchos advierten las incoherencias; no hay una correspondencia real entre la Constitución de un país, su órgano máximo de ordenamiento, y su cumplimiento por parte de las instituciones y personas a las que el pueblo les había otorgado su confianza, y por ello tenían la responsabilidad de merecerla.
Cuando estas instituciones y gobernantes no cumplen con las responsabilidades inherentes a su cargo se produce la corrupción. Los amos del poder permiten el ascenso de los mediocres y oportunistas, aún más, lo facilitan, pues estas personas carentes de integridad son esenciales para ejecutar sus planes. Es así, valiéndose de individuos intermedios, como el poder toma las riendas de la democracia y deja de lado al pueblo, abandonándolo a su suerte. Mediante estrategias de marketing construyen líderes políticos, fabrican mentiras y sucedáneos democráticos con los que mantener a los ciudadanos satisfechos, acomodados y entretenidos. La información se convierte en propaganda, un engañabobos para ocultar y maquillar los abusos del poder, usando medias verdades cuyo efecto es más devastador que una mentira.
El 10 de junio de 2013 el ministro sin cartera de la Oficina del Gabinete, Kenneth Clarke MP (conservador), respondió en nombre del gobierno a la pregunta formulada en el Parlamento Británico por el diputado laborista Michael Meacher sobre Bilderberg. Parte de su respuesta fue la siguiente: «El Comité británico (de Bilderberg) trataba de traer a una promesa en ascenso de una generación más joven, porque no queremos que todo el asunto se convierta en un centro de envejecimiento de las personas que solían ser algo importante en el Gobierno».
Este hecho no ocurre solo en Gran Bretaña. Con los tres fundadores de Bilderberg ya fallecidos y con Kissinger con una edad muy avanzada, en Bilderberg se afanan en reclutar jóvenes promesas para que continúen sus planes. Y en España, como más de una vez os he contado, Pedro Sánchez es una de esas jóvenes promesas. Una joven promesa que, además, tiene una estrecha relación con George Soros. Tanto que recién llegado a Moncloa, una de las primeras personas con las que despachó Sánchez fue con el fundador de la Open Society (entre otras muchas).
Desde la llegada de la crisis George Soros acumula activos en empresas españolas. Entre ellas, Indra (empresa de servicios consultoría, financieros, armamentística, telecomunicaciones…).
Pedro Sánchez estuvo semanas atrás en Nueva York participando en la Asamblea General de la ONU. Aprovechó para mantener reuniones con diferentes inversores. El presidente del Gobierno tuvo tiempo en hacerse un selfie con el hijo de George Soros, Alex, vicepresidente de Open Society, hijo de George Soros, que, como he comentado más arriba, tiene participación en Indra.
¿Sabes quién fue la empresa encargada de hacer el recuento de votos las pasadas elecciones del 28 de abril? ¿Sabes qué empresa será la encargada del recuento de votos en las próximas elecciones del 10 de noviembre? Indra. Que, además, resultó ser la adjudicataria para el 10N el mismo día del selfie de Sánchez y el hijo de Soros. Además, el gobierno en funciones le otorga la gestión de la participación de España en el nuevo avión de combate Europeo,tarea que debería gestionar Airbus España.
A veces las casualidades existen…
De la misma manera que Kissinger engañó a las personas implicadas en la Primera Transición haciéndoles creer que trabajaban por una España fuerte, ahora todo marcha bien en España si se sigue la hoja de ruta marcada en Bilderberg 2010 y 2014. Si un país o un partido político quieren tener éxito, deben seguir el rumbo marcado. Y eso lo sabe Pedro Sánchez.