El pasado jueves, en la entrevista que me hicieron en Neo FM, me preguntaban, o me afirmaban, más bien, que en PERDIDOS, Los Planes Secretos del Club Bilderberg, palabras textuales «le daba fuerte y flojo a los mass media».
Me preguntaban, entre otras cosas, por qué en vez de haberme dedicado a estar, por ejemplo, trabajando «tranquilamente» en un medio de comunicación, tomé el rumbo de escribir.
Soy periodista. Me gusta ser periodista, desde pequeña ya quería serlo. Y si hoy vuelvo la cabeza atrás, pienso que no me equivoqué en mi decisión de estudiar periodismo.
Pero sí, como me decía Manuel en la entrevista, en PERDIDOS soy bastante crítica con los medios de comunicación, con los mass media.
Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad. Esto repetía como un mantra el jefe de propaganda nazi, Paul Joseph Goebels.
La mentira institucionalizada, es decir, la mentira como una entidad por sí misma, como un poder, es una forma de violencia, de intimidación. Mediante las mentiras nos asustan, siembran el miedo, somos atacados de una forma tan sutil que nos incapacitan para percibirla (página 161 de PERDIDOS).
Así pues, no desviándonos del título del post, ¿es verdad o mentira que en los mass medias podemos ver, oír o leer lo que queremos? ¿Qué opciones hay?
Pones los informativos y, sean de la cadena que sean, las mismas noticias, con las mismas imágenes, pero comentadas desde el punto de vista de su ideología política.
Si la noticia es de, por ejemplo, una manifestación, ten por seguro que lo que te van a mostrar es la excepción, los altercados que provocan la pequeña minoría.
Y si no, tenemos los Sálvame, los Punto Pelota, los debates políticos, etc. Son tres ejemplos de programas distintos pero iguales. Varios señores y señoras sentados por grupos, unos frente a otros, en función de sus ideologías y/o intereses, «debatiendo» quién lleva la razón en este tema o en otro.
Y esto lo encontramos en todos los mass medias.
¿Esto es lo que queremos ver?
Mentira.
Con todo esto nos llevan a un empobrecimiento ético y de nuestros valores, a extender el miedo y el odio. Este miedo, este «yo en eso no me meto si no me afecta directamente no vaya a ser que…». Con ello nos privan de nuestra libertad. Y nos manejan a sus anchas.
Mentira.
Yo no quiero ni ver, ni oír, ni leer eso en los mass media. A mí me gustarían temas de ufología, de parapsicología, programas o series de humor sarcástico, descubrimientos increíbles, ver cómo destapan los chanchullos y corruptelas de algunos y cómo estos acaban pagando por ello.
Mentira.
Los mass media no son democráticos. En ellos no puedo elegir lo que a mi me gustaría. No me dan opción.
¿Qué puedo hacer?
Martin Luther King: No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos (página 163 de PERDIDOS).