Segunda entrega sobre la relación entre la coronación como rey de Juan Carlos de Borbón y el Club Bilderberg. ¿Te perdiste la primera?
Tras leer el amplio análisis que le había enviado el embajador Wells Stabler el 10 de marzo de 1976 acerca de la situación en España, Kissinger le trasmite la opción que deben defender:
“Nuestra posición: apoyar al Rey y su gabinete es la mejor [opción] teniendo en cuenta la situación actual”.
Pero “si aumenta la violencia y la polarización y el proceso da señales de estar fracasando, deberíamos empezar a pensar en valorar una gama de posibilidades más amplia […] Mientras que algunos [en Washington] creen que nuestra mejor opción podría ser volcarnos de manera más firme en la democratización, el pensamiento general es que aún es demasiado pronto para llegar a ninguna conclusión en este momento”.
El Bilderberg Kissinger, el artífice en la sombra de la I Transición Española, cree que una “democratización acelerada podría hacer estallar la olla”. Él prefiere ir paso a paso, observando de cerca cómo se desarrollan los acontecimientos y guardándose otras opciones en la manga en caso de que la carta a la que ha hecho la gran apuesta (Juan Carlos de Borbon) resulte un fiasco.
Su subordinado Stabler se reúne frecuentemente con el Rey, que le va informando fielmente de todo lo que se cuece en la corte. De hecho, el informe que envió a Kissinger está escrito y enviado nueve días después de su última reunión con él. Juan Carlos acababa de realizar su primera visita oficial a Cataluña, un acto que le deja un buen sabor de boca “por la participación de tantos jóvenes”. Sin embargo, el monarca está inquieto. Observa con preocupación la lentitud en que caminan las reformas que quiere poner en marcha y advierte con angustia que “la oposición y los grupos políticos clandestinos parecen estar haciendo muchos progresos de organización […]. No puede decirse de lo mismo de los grupos que están dentro del sistema”.
El Rey le cuenta al embajador Stabler que, para él, la personalidad más problemática es la del Ministro de Economía, Villar Mir, y le confía que su retraso “en elaborar un programa económico puede ser perjudicial”. De nuevo, pone el futuro de España en manos de EEUU: “Espero que EEUU haga todo lo que esté en su mano para ayudarnos”, le pidió una vez más a Stabler. Y la ayuda no se hace esperar, pues poco antes de finalizar ese mismo año de 1976, una comitiva encabezada por el ministro aterriza en Washington a la búsqueda de los consejos y asesoramientos del equipo de Kissinger que lleven a España a solucionar su situación financiera y a renegociar la deuda externa.
La visita oficial a EEUU fue la primera que el monarca hizo a un país extranjero y fue entonces cuando el Rey aprovechó para confirmarle a Kissinger que había decidido prescindir de Arias Navarro.
Poco después, ya en España, en otra de sus citas con el embajador Stabler, le informó “confidencialmente que el presidente Suárez junto a Pío Cabanillas y Ricardo de la Cierva estaban tratando de desarrollar un partido de centro”, a lo que agregó que “no sabía si era bueno o malo que los miembros del Gobierno participaran activamente en los partidos políticos”. El embajador le contaba a Kissinger en su nota cuál había sido su respuesta: “el verdadero problema era mantener un presidente que no ha sido elegido”. ¿Es el comienzo de las hostilidades contra Suárez?
Descarga el documento en el que hablaban sobre Suárez.
El 23 de noviembre llega un nuevo documento confidencial desde Washington. Kissinger le pide a Stabler que le haga llegar su felicitación de manera oral y personal al Rey. Quería decirle que estaba “encantado por el gran logro de obtener el visto bueno de las Cortes para la reforma parlamentaria […]. Está claro que tu juicio y determinación han sido decisivos […] y estoy seguro que esas cualidades, unidas al dinamismo de los españoles, te permitirán completar la construcción de la nueva España”.
El mensaje oral acababa así: “Me reuniré con tu emisario en México”. ¿Quién era este misterioso emisario real? Quienes ya hayan leído Los planes del Club Bilderberg para España lo conocen muy bien, como también saben que era un modo de comunicación fuera de las vías legales establecidas para el Rey.
De nuevo, tras la celebración del referéndum del 16 de diciembre en el que se aprobó la ley de reforma parlamentaria, el niño mimado de Kissinger recibió sus bendiciones: “Quiero que el Rey sepa lo felices que estamos por la gran aceptación popular que tiene su proyecto para modernizar el sistema político […] El Rey debe ser consciente del gran respeto que tengo por su papel de liderazgo en un momento crucial de la historia y mi convicción de que sus próximos éxitos darán grandes beneficios a España y sus amigos”.
¡Grandes beneficios a sus amigos! ¡Que interesadas son determinadas amistades!
Juan Carlos no esperó y enseguida pidió a Stabler que le enviara un mensaje a Kissinger:
“España debe tener un amigo fiable y verdadero y EEUU es ese amigo”.
Stabler concluye el cable así: “Como sabes, el Rey valora profundamente la relación que ha tenido contigo y está preocupado por la necesidad de mantener una relación cercana con la nueva administración. Sé que él estaría muy agradecido si pudieras allanar el camino”.
Descarga la respuesta a Stabler.
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