El cine y la TV: Armas de la guerra tranquila de Bilderberg

El cine y la TV: Armas de la guerra tranquila de Bilderberg

¿Conocías la existencia de un informe que descubre que la agencia de inteligencia de EEUU ha colaborado en la producción de programas de televisión como Top Chef y de varios documentales y películas? ¿Es posible que Bilderberg utilice el cine y la TV como medios de manipulación de masas? ¿Qué es la guerra tranquila de Bilderberg? 

 

La experiencia ha demostrado que el método más simple para volver eficaz un arma silenciosa y así controlar al público es, por un lado, mantenerlo ignorante de los principios básicos de los sistemas llevándole siempre a la confusión, desorganización y, por otro lado, distraerlo con temas sin importancia real. Esto se logra:

1. Descomprometiendo sus mentes y espíritus; saboteando sus actividades mentales; proveyendo programas educativos de baja calidad en matemáticas, lógica, diseño de sistema y economía, y desmotivando la creatividad.

2. Comprometiendo sus emociones, aumentando su egocentrismo y su gusto por las actividades emocionales y físicas:

a) Multiplicando sus confrontaciones, preocupaciones y ataques emocionales por medio de un bombardeo constante de violencia, de guerra, de sexo en los medios de comunicación social; en particular la TV y los periódicos.

b) Dándole lo que ellos desean —en exceso—, junk food (comida basura) para el espíritu, y privándoles de lo que realmente necesitan.

3. Rescribiendo la historia y la ley, y sometiendo al público a distracciones, de forma que desplacen sus pensamientos sobre sus necesidades personales hacia prioridades externas altamente fabricadas (artificiales).

Pero hoy quiero centrarme en el papel que juega en todo ello el cine y la televisión.

Quien tiene el poder tiene la capacidad de crear mundos imaginarios a través de todos los instrumentos de comunicación que controla: las palabras, los periódicos, la televisión, el cine, los actores famosos que trabajan en sus productoras, los diseñadores de ropa de cuyas marcas son los dueños.

Cuando los gobernantes posmodernos comprendieron que podían manipular psicológicamente a las masas mediante procedimientos sutiles de control social, el mundo conocido inició una metamorfosis sin retorno que ha desembocado en el momento presente, pero que aún está inacabada y culminará en etapas futuras. Un papel destacado han tenido desde entonces la publicidad, el cine, la prensa escrita y la radio pero, sobre todo, la televisión y el mundo de telerrealidad que ha creado.

¿Recuerdas, cuando los amos del mundo presentaron ante el mundo la llegada de la crisis, qué películas estaban de moda en el cine o qué programas y series en televisión?

En el cine triunfaban películas de género adolescente, como la saga Crepúsculo, o las de ciencia ficción. La literatura juvenil hacía furor entre los adultos. Nada de películas profundas que incitaran a pensar, nada de libros reflexivos para las masas. Hasta Woody Allen aligeró el contenido de sus películas y se deslizó por completo hacia la comedia en sus dos últimos estrenos. En televisión triunfaban los programas en los que podías llegar a ser la nueva estrella del pop, Gran Hermano o Top Chef.

Sobre la relación de la CIA con este tipo de programas o películas puedes informarte en este enlace.

Y mientras todo esto sucedía, conocimos a la persona que iba a salvar al mundo, al que denominé como “caballo de Troya” de Bilderberg: Barack Obama.

Desde su independencia, Norteamérica ha sido ejemplo, paradigma y punto de referencia para el resto del planeta. Por eso era odiada y amada a partes iguales hasta la era Bush, cuando se desequilibró la balanza que Obama iba a devolver a su eje. Ya solo restaba un eslogan impactante para que la campaña de marketing fuera todo un éxito. Y el «Yes, we can» llegó a todos los rincones del mundo en forma de canción en la que se implicaron artistas y actores de Hollywood queridos dentro y fuera de sus fronteras.

 

Oprah Winfrey apoya a Obama

Fuente imagen: bbc.com

 

Eva Longoria, George Clooney, Demi Moore, Lady Gaga, Oprah Winfrey, Ricky Martin, Scarlett Johansson, Ricky Martin, Bruce Springsteen, Mariah Carey… Son solo algunos de los muchísimos famosos que se alinearon con el famoso “Yes, we can”. La familia, la religión, el nivel social, el aspecto político, el sueño americano: todos los ingredientes se pusieron a la venta y el mundo compró a Barack Obama. ¿Cómo no ibas a estar con Obama si tus actores, cantantes o presentadores de TV favorito también lo apoyaban?

Ganó las elecciones y millones de espectadores en todo el mundo, entre los que me incluyo como periodista, estuvimos pendientes de la ceremonia de investidura, propia de una superproducción de Hollywood. La puesta en escena fue fantástica. Los primeros planos de cámara nos mostraban cómo los unos contagiaban la emoción a los otros mientras una riada de lágrimas infinitas amenazaba con arriar los alrededores del Capitolio. Era la apoteosis de Obama, su transformación en un dios.

La guinda del pastel llegó con el Nobel de la Paz. Obviamente, Obama, aunque aún no le había dado tiempo a hacer nada, a frenar guerra alguna ni acabar con la tragedia silenciada de los millones de desplazados por conflictos bélicos en el mundo, lo aceptó. El emperador recibió con todos los honores su corona de laurel antes de ganar batallas. Ni un guionista de Hollywood lo hubiera escrito mejor. Cuando quieras decir una mentira engrandécela hasta extremos inverosímiles, solo así la creerán.

Los científicos del manual de la guerra tranquila habían descubierto que las personas que han perdido sus raíces, los pilares sobre los que crecieron, sus soportes son los más aptos para la manipulación. El objetivo de los amos del mundo se centraría entonces en destruir esas bases, es decir, el núcleo familiar, los principios religiosos, los sexuales y todos aquellos que adquirieron desde la niñez. Había que encontrarle sustitutos a estos principios y en este campo es importante destacar que la maquinaria de Hollywood y la televisión, a través de tus películas, series y programas favoritos, funcionó como un arma afilada e invisible para desbancar los valores humanos en beneficio de los valores del mercado.

Estas conclusiones científicas están más ampliamente abordadas en mi libro Perdidos en el punto sobre el manual de la guerra tranquila que se describe en el capítulo dedicado a la III Guerra Mundial. Y a lo largo de la obra que publiqué y que misteriosamente desapareció del mercado durante siete largos años y que, posteriormente, pude volver a publicar con el título de Los amos del mundo están al acecho.

 

perdidos los planes secretos del club bilderberg - cristina martin jimenez     los amos del mundo estan al acecho portada

 

 

Fuente imagen de cabecera: desconocida.
Bilderberg y Hollywood controlan tu mente

Bilderberg y Hollywood controlan tu mente

“The Revenant ha sido un esfuerzo por explicar la relación del hombre con el mundo natural, un mundo que de manera colectiva sentimos en 2015 como el año más cálido en la historia reciente. Tuvimos que irnos a la punta sur del planeta sólo para poder encontrar nieve. El cambio climático es real, está pasando ahora mismo, es una de las amenazas más urgentes que enfrenta nuestra especie y necesitamos trabajar juntos y dejar de aplazar su solución. Necesitamos apoyar a los líderes alrededor del mundo que no hablan por los grandes contaminadores y las grandes corporaciones sino que hablan por toda la humanidad; por las personas indígenas, por los miles de millones de personas de bajos recursos que serán los más afectados, por los hijos de nuestros hijos y por las personas cuyas voces se han ahogado por la política”.

Este ha sido el discurso del recién galardonado como Oscar 2016 al mejor actor, Leonardo DiCaprio. Una vez más, asistimos a cómo el imperio Bilderberg utiliza la industria de Hollywood como método de sugestión de la población.

 

https://youtu.be/XWV2VNWHNDQ

 

Los bilderbergs y sus secuaces están aprovechando el cambio natural que cada cierto tiempo se produce en el clima del planeta para controlar las emociones de la población, a cuyo propósito destinan millones de divisas procedentes de nuestros impuestos y de los billonarios del club.

De un día a otro, y sin previo aviso, “el cambio climático provocado por el hombre” se ha convertido en el responsable de todos los males del mundo, hasta del hambre africana.

El llamado “calentamiento global provocado por el hombre” está siendo usado por los amos del mundo para atemorizarnos y así controlarnos y conducirnos a un gobierno mundial que solucione la problemática. Recuerda, además, cómo encaja en las doctrinas de la Carta de la Tierra y la Campaña del Milenio en las que la ecología se convierte en el centro de la tierra.

Algunos de los laboratorios de los manipuladores globales están en la CIA, la Fundación Rockefeller, el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, la Rand Corporation, la Fundación Carnegie, el M.I.T. (Instituto Tecnológico de Massachusetts), el Centro de Investigación Stanford, el Instituto Hudson, la Fundación Heritage y el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Georgetown, donde forman a los trabajadores del Departamento de Estado.

No solo analizan el comportamiento individual sino también el colectivo, donde han realizado grandes descubrimientos. Les interesa incidir en las técnicas persuasorias y sugestivas de manipulación individual para cambiar la personalidad de un sujeto cuando se fusiona con la masa.

Experimentando con sus cobayas humanas, pronto los científicos adscritos al imperio Bilderberg descubren que las personas que han perdido sus raíces, los pilares sobre los que crecieron, sus soportes son los más aptos para la manipulación. El objetivo de los amos del mundo se centraría entonces en destruir esas bases, es decir, el núcleo familiar, los principios religiosos, los sexuales y todos aquellos que adquirieron desde la niñez. Había que encontrarle sustitutos a estos principios y en este campo es importante destacar que la maquinaria de Hollywood funcionó como un arma afilada e invisible para desbancar los valores humanos en beneficio de los valores del mercado. Las series juveniles made in USA fueron exportadas a todos los rincones del planeta, con sus mensajes publicitarios en primer y segundo plano que incentivaban el consumismo, la base principal del mercado.

La experiencia ha demostrado que el método más simple para volver eficaz un arma silenciosa y así controlar al público es, por un lado, mantenerlo ignorante de los principios básicos de los sistemas llevándole siempre a la confusión, desorganización y, por otro lado, distraerlo con temas sin importancia real. Esto se logra:

1. Descomprometiendo sus mentes y espíritus; saboteando sus actividades mentales; proveyendo programas educativos de baja calidad en matemáticas, lógica, diseño de sistema y economía, y desmotivando la creatividad.

2. Comprometiendo sus emociones, aumentando su egocentrismo y su gusto por las actividades emocionales y físicas:

a) Multiplicando sus confrontaciones, preocupaciones y ataques emocionales por medio de un bombardeo constante de violencia, de guerra, de sexo en los medios de comunicación social; en particular la TV y los periódicos.

b) Dándole lo que ellos desean —en exceso—, junk food (comida basura) para el espíritu, y privándoles de lo que realmente necesitan.

3. Rescribiendo la historia y la ley, y sometiendo al público a distracciones, de forma que desplacen sus pensamientos sobre sus necesidades personales hacia prioridades externas altamente fabricadas (artificiales).

 

 

El exvicepresidente de EEUU Al Gore se convirtió (aunque sería más correcto decir que lo convirtieron) en el portavoz internacional de una teoría que nadie se atrevió a refutar: asistimos a un “calentamiento global” cuyo responsable es el hombre por sus emisiones de CO2 a la atmósfera terrestre. Plasmó su tesis en el documental doctrinal Una verdad incómoda, estrenado en el Festival de Cine de Cannes en 2006, que rápidamente se convirtió en una nueva religión, más bien en una secta global que desde su estreno no ha permitido debate alguno ni disidencia en los mass media. Es una verdad incuestionable, un totalitarismo ecológico, una nueva moral para la generación globalizada.

Un Oscar, un Emmy y el Premio Nobel de la Paz compartido con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU, el IPCC,  avalaron el documental más engañador de los últimos tiempos. Ante la población, la autoridad de la ONU y de estos premios garantizaría la autenticidad de la teoría presentada por el gurú Al Gore. Casi todo estaba calculado al milímetro. Sin embargo, la polémica saltó en Gran Bretaña.

La denuncia contra Al Gore fue interpuesta por un director escolar del Condado de Kent, Stewart Dimmock, contra la decisión del gobierno británico de exhibir la cinta en las escuelas secundarias del país. Michael Burton, juez del Tribunal Superior de Londres, sentenció que el gobierno británico podría enviar la cinta a los centros escolares siempre y cuando fuera acompañada por una guía orientativa donde se expusiera el otro lado de la cuestión para contrarrestar su punto de vista “unilateral” y con el fin de crear un espíritu crítico en el alumnado.

Coincidiendo con la entrega del Premio Nobel de la Paz, en octubre de 2007, el juez Burton sentenció que el documental del exvicepresidente era “alarmista y exagerado” y afirmaba haber identificado nueve errores importantes.

Sobre este tema se podría hablar largo y tendido. De hecho, dediqué un capítulo completo en mi tercera obra, El Club Bilderberg. La realidad sobre los amos del mundo (año 2010). Si eres uno de los que compró la obra antes de que fuera descatalogada sin motivo alguno, te aconsejo releer el capítulo 13. Te remito también al capítulo 13 si eres de Uruguay y te has hecho o quieres hacerte con un ejemplar de Los amos del mundo al acecho, la reedición de aquel libro de 2010.

Y en ambos casos, tengas o no el libro, te aconsejo ver el documental La gran estafa del calentamiento global, producido y emitido por el Canal 4 británico en 2007, que muestra la insolvencia de la teoría expuesta en Una verdad incómoda.

 

Fuente imagen cabecera: EFE