Hasta 1970 China no puso su primer satélite en el espacio: el Dong Fang Hong I. Era el 24 de abril de 1970. En los primeros días de enero de 1959, hace 60 años, La Luna I, sonda soviética, fue la primera nave que se acercó a la Luna. Y en estos primeros días del año 2019 la sonda china Chang’e 4 aterrizó con éxito en el en lado oscuro de la Luna. No cabe duda que desde los tiempos inmemoriables el hombre ha tenido anhelo de Cielo y que, a día de hoy las personas, empresas y países más poderosos del planeta se han lanzado a la conquista del Cielo en la Nueva Era Espacial.
Este periodo temporal en el que nos hemos adentrado ha sido bautizado por los científicos como el de la Nueva Era Espacial. En la Vieja Era Espacial, la de la Guerra Fría, el 24 de junio de 1947 supuso un antes y un después: el piloto comercial Kenneth Arnold persiguió a una astronave que desapareció al instante de su vista a una velocidad inaudita a la que se le dio el nombre de UFO. La Fuerza Aérea estadounidense (USAF) puso en marcha entonces una iniciativa secreta, con el nombre en clave «Proyecto Grudge», que en 1952 se revitalizó como «Proyecto Blue Book». Allí, los científicos analizaron más de doce mil avistamientos de ovnis.
«Aquel brillantísimo destello, así tan potente como una luz de arco, procedía de un grupo de objetos que estaban a lo lejos, hacia el norte del monte Rainier y en la zona del monte Bajker, que está casi en línea con el monte Rainier y el Monte Adams. Vi una hilera de extrañas aeronaves que se aproximaban al monte Rainier con gran rapidez… Cuando terminaron de sobrevolar Goat Ridger, el segundo a partir del final pareció volver su parte superior hacia mí. Creo que esta es la expresión más adecuada, y entonces pude ver que el objeto no era redondo. A juzgar por las maniobras que efectuaban, pensé que si hubiese seres humanos en ellos, hubieran quedado hechos picadillos al primer viraje, porque aquellos aparatos volaban muy deprisa y de una manera muy caprichosa; por el modo como cambiaban de dirección casi instantáneamente, la fuerza centrífuga debía ser terrorífica». Este es un extracto de las palabras de Arnold en el Internacional UFO Congress.
Un mes más tarde un granjero de la región de Roswell, en Nuevo México, descubrió una mañana en su rancho, al despertar, los restos dispersos de una extraña máquina que no había visto jamás. Se armó tal revuelo que las autoridades estadounidenses acabaron ocultando la verdadera naturaleza del suceso. ¿Cayó o no una astronave en suelo mexicano el 10 de julio de 1947? Sin duda. Las evidencias son irrefutables. Sin embargo, la CIA, la prensa y Hollywood trabajaron juntos para desprestigiar las investigaciones científicas que estaban demostrando la evidencia de su procedencia interestelar.
El presidente Trump ha comprendido que el futuro económico de la Tierra va a estar en el Cosmos y por ello está impulsando el trabajo de la NASA. Gran parte del «Make America Great Again» depende de proyectar poder a través del espacio. Tan es así que el 11 de diciembre del 2017 firmó una Directiva de Política Espacial que ordena a la NASA regresar al satélite natural de nuestro planeta, así como alcanzar un nuevo destino: Marte.
El fuerte espíritu competitivo y de control de las sociedades impulsan sin freno al antiguo establishment norteamericano de la Guerra Fría a situarse los primeros, pero el mundo está cambiando y los ciudadanos, así como los jóvenes empresarios, ya no soportan los secretos. Por su parte, China, India y Rusia se han marcado el mismo objetivo. Pero no solo hablamos de países, también de empresas. Como informa el Diario Expansión el 15 de diciembre del 2018, «el espacio es un territorio cada vez más interesante para las empresas privadas. Un informe de BoA Merrill Lynch cifra en 2,7 billones de dólares el potencial de esta actividad en los próximos 30 años y asegura que 16 de las 500 mayores fortunas del mundo ya invierten en estos negocios. Lo hacen Bill Gates (Kymeta), Mark Zuckerberg (Seti), Larry Page (Planetary Resources) o Elon Musk (SpaceX), aparte del propio Bezos».
Estados Unidos, China, India, Rusia… ¿Quién se convertirá en el primer Cristóbal Colón de las galaxias?