Un periodista tiene la obligación de proteger el anonimato de sus fuentes, si ellas así se lo piden. Llegado el caso, no sería la primera vez que un informador acabase en la cárcel por negarse a revelar sus fuentes. Que esta reportera actúe así, me llena de satisfacción. Aún hay periodistas que conservan la ética profesional. Yo también he tenido y tengo problemas por proteger mis fuentes, pero así es como me lo enseñaron en la Facultad de Periodismo. Las fuentes son sagradas.