Una vez leído PERDIDOS, son tantas historias, tantos acontecimientos, tantas suposiciones las que han encajado… que no puedo hacer menos que agradecer en primer lugar a la autora, Cristina Martín Jiménez, sus años de constante trabajo recopilando datos, encajando piezas… que han logrado que las que yo tenía en mi cabeza hicieran lo mismo.
@crismartinj Gracias por tu trabajo! Gracias por tu generosidad, por compartir tu esfuerzo para que dejemos de estar #perdidos!! Besos mil!
— Mónica (@mhbarbon) julio 25, 2014
Y es que el título me parece todo un acierto, porque creo que realmente aquellos que detentan el poder han conseguido en muchos casos que estemos perdidos.
En la primera definición del Diccionario de la RAE, perdido es “aquel que no tiene o no lleva un destino determinado”. No conocemos nuestro destino porque para saber dónde queremos llegar, primero debemos saber lo que somos, las cualidades de las que disponemos para alcanzarlo. Pero no quieren que las conozcamos, que las descubramos, porque son tan fuertes esas cualidades humanas que entonces no podrían tener el poder sobre nosotros.
Por eso, Cristina Martín Jiménez, con su obra, en un acto de coraje y valentía, sabiendo que va contra corriente y demostrando un sentido común y una moral sin límites, intenta ayudarnos a descubrir una verdad que ella vio oculta y que su excelsa moral no le permitía dejar en ese estado de desconocimiento.
“He conectado declaraciones hechos y datos para sacar a la luz las contradicciones y mentiras en las que han caído intentando negar su pertenencia al imperio Bilderberg”.
No puedo dejar pasar esta oportunidad de poner mi granito de arena para que la verdad sea conocida por un número creciente de personas, para que con la verdad alcancemos la libertad para la que hemos nacido. Como dice Cristina: “no queremos secretos, queremos trabajar, vivir y morir en paz”. ¿Es tanto pedir?
Parece que para los poderosos sí, es mucho pedir. Es pedirles mucho porque al descubrir sus secretos, descubrimos sus miserias, las mismas miserias que utilizan para mantenerse en el poder, para que nadie los pueda mover de ahí. El poder es adictivo, harán “lo que sea” para no perderlo.
Y “lo que sea” pasa por engañarnos, robarnos, despojarnos de nuestros valores, de nuestra identidad como seres humanos: nuestra dignidad y nuestra libertad.
“Las personas que han perdido sus raíces, los pilares sobre los que crecieron, sus soportes, son más aptos para la manipulación”.
Nos manipulan a través de los medios de comunicación, el cine… para alimentar esa adicción al poder. Nos arrebatan nuestra libertad, no quieren personas libres que puedan pensar y poner en peligro su cómoda situación de poder.
“Se creyeron dioses, pero no son más que gigantes con pies de barro”.
Por eso, debemos conocer sus secretos para no dejarnos llevar, para que no nos utilicen para sus fines.
“No hay libertad sin justicia, no hay libertad sin pensamiento libre, no hay
libertad sin verdad”. Cristina Martín Jiménez, con su gran moral (repito), quiere que conozcamos la verdad, una verdad que nos llevará al pensamiento libre, a la justicia, a la LIBERTAD.
Nos quieren esclavos, pero queremos ser libres. “Nunca podrán controlar la libertad del alma”.
¡Gracias Cristina! ¡Gracias de nuevo por tu esfuerzo y tu empeño por enseñarnos un camino hacia la libertad!
Manuel Guerrero
Querida Mónica, he disfrutado doblemente y llorado de Alegría con tu clara, sensible y Revolucionaria opinión. Gran primer disfrute porque comparto tu sentir. Gran segundo disfrute porque Cristina merece y, supongo, agradece apoyos como Tú: sin hacer ruído y directa al grano. ¡¡Mui bonu, abrazu!!